Iván M. Prado Rodríguez
Las plantas de estanque
Como ya hemos dicho en ocasiones anteriores, en la mayoría de los estanques las plantas son, aparte del agua, la gran esencia del mismo, en donde no sólo constituyen una pieza fundamental de su equilibrio biológico sino que les confieren belleza, personalidad y dinamismo.
Entre las distintas plantas que podemos cultivar en un estanque, nos encontramos con varios tipos dependiendo de su ubicación y ecología, distinguiendo principalmente en si vamos a situarlas en los márgenes del estanque, o si las vamos a cultivar directamente en el agua.
Entre los tipos más característicos destacan:
Las Plantas de aguas profundas, como los Nenúfares (Nymphaea spp.) y la Flor del Loto (Nelumbo nucifera). Entre los Nenúfares podemos encontrar tamaños y colores para todos los gustos. Su tamaño varia en función a la profundidad que se cultiven: a menor profundidad del agua, menor extensión de su follaje en superficie. Su plantación se debe hacer lentamente, de forma que enturbiemos lo menos posible el agua.
Las Plantas flotantes, que a diferencia de las anteriores sus raíces están suspendidas en el agua. Con su presencia en el estanque disminuyen la luz que entra en el agua, influyendo negativamente en la actividad de las algas, por lo que son unas plantas muy recomendables ya que sin ellas sólo es posible mantener la transparencia del agua con un filtro. Destacan: la Castaña de agua (Trapa natans) y el Mordisco de rana (Hydrocharis morsus–ranae), ambas de flores blancas. Su plantación es muy sencilla, basta con echarlas al agua.
Las Plantas sumergidas, que apenas manifiestan su presencia en el estanque ya que normalmente están enraizadas en el fondo y sólo salen a la superficie para la floración, pero al igual que las plantas anteriores también son muy útiles ya que absorben el exceso de nutrientes y ayudan a la no proliferación de las algas. Entre las de mayor belleza sobresalen: la Violeta de agua (Hottonia palustris) y el Ranúnculo de agua (Ranuranunculus aquatilis).
Las Plantas de márgenes (palustres) que se suelen situar en las repisas del estanque. Ejemplos de este tipo de plantas son los Lirios amarillos (Iris pseudacorus), la Cola de caballo (Equisetum japonicum) o el Papiro (Cyperus papyrus).
Las Plantas para las proximidades del estanque incluyen una gran variedad de especies diferentes. Normalmente son plantas que prefieren los suelos húmedos pero sin tener las raíces encharcadas. A menudo su utilización permite disimular los límites del estanque, de forma que se crea una transición gradual entre éste y el resto del jardín. También suelen ser zonas donde el color y el interés del estanque se acentúan más. Destacan: los Helechos, las Hostas y las Prímulas, entre otras.
Todas las plantas acuáticas son fáciles de cultivar. Nenúfares, acuáticas de profundidades, de margen y sumergidas se aclimatan mejor en recipientes, donde es más fácil cuidarlas.
Las plantas acuáticas son por norma general, plantas de fácil mantenimiento sobre todo si las cultivamos en un suelo bien equilibrado y a un nivel de profundidad adecuado. El único cuidado rutinario que necesitan es dividirlas en primavera y limpiarlas durante la temporada de desarrollo.