Iván M. Prado Rodríguez
La puesta a punto del sistema de riego
Estamos a punto de iniciar agosto y la verdad es que se nota. Los días de sol intenso empiezan a ser algo habitual en nuestro día a día, y la luz y el color nos invitan a salir y trastear en el jardín.
Seguramente a estas alturas muchos ya habréis realizado una puesta a punto del sistema de riego, pero por si todavía queda alguien que no lo ha realizado, desde aquí os dejamos algunos consejos que pueden seros de gran utilidad. Es fundamental asegurarnos de que nuestro sistema de riego funciona correctamente, y que lo seguirá haciendo durante toda la época de calor, por lo que no debemos descuidar su mantenimiento si no queremos tener sorpresas desagradables en un futuro.
Lo primero que debemos hacer es una revisión del sistema de riego automático. Para ello pondremos a funcionar las diferentes estaciones de riego durante algunos minutos, asegurándonos de que las válvulas funcionen bien, y de que los emisores de riego apliquen el agua donde se necesita, de forma que hagamos un aprovechamiento óptimo de la misma.
Hemos de observar si el alcance de riego de nuestros emisores es el correcto, comprobando que las cabezas queden rectas. Si encontramos toberas agrietadas o gastadas las sustituiremos. Los difusores y los aspersores están diseñados para soportar el desgaste normal del riego, pero no son capaces de enfrentarse al cortacésped errante, al perro o a los niños curiosos. Un aspersor roto puede provocar un caos en el jardín y en la cuenta del agua, por lo que es importante comprobarlos y sustituirlos con regularidad.
Revisaremos los emisores en busca de polvo, arena u otros residuos que puedan bloquear la salida de caudal uniforme del agua. Una distribución no uniforme del agua puede ocasionar un exceso de riego en algunas zonas y un déficit en otras, lo que da como resultado un jardín descolorido y poco saludable. Para revisar los emisores, basta con girar la tapa de los mismos hasta extraerlos por completo de la carcasa enterrada. Debemos prestar atención al filtro, ya que casi siempre suele ser el problema principal.
No debemos dejar de mirar las electroválvulas, ya que éstas regulan la distribución del agua lo largo de todo el sistema de riego. Una válvula que presente fugas provocará pérdidas e incrementará la factura del agua, y a mayores puede provocar la aparición de zonas excesivamente húmedas en el césped, zonas de embarrado o zonas de sequía. Para comprobar si funcionan bien, levantaremos la tapa de las arquetas, en cuyo interior encontraremos el nido de las electroválvulas, y pondremos a funcionar el riego de forma manual en cada una de ellas, de forma que podemos observar, si existen o no fugas de agua.
Una tarea importante es revisar el programador, lo que incluye eliminar las telas de araña y comprobar los programas de riego que tenemos fijados del año anterior. Los programadores eléctricos llevan normalmente una pila o batería de respaldo que habremos de cambiar cada seis meses ya que, en caso de que esta se agote, cualquier breve interrupción del suministro eléctrico puede provocar el reinicio del programador y el borrado de todos los programas de riego preajustados. Este es uno de los típicos problemas que suele pasar desapercibido hasta que el césped comienza a adoptar un tono marrón. Una batería de respaldo mantiene los programas en la memoria del programador hasta que el suministro eléctrico se restituye. Otros programadores son autónomos, es decir no van conectados a la red eléctrica, y su alimentación es a través de pilas. En este caso lo mejor es cambiar las pilas al inicio de la temporada, de forma que nos aseguraremos de que nuestro programador no nos fallará cuando más lo necesitemos.
En el caso de que los programas se hayan borrado, lo programaremos de nuevo siguiendo las indicaciones del manual, del que es importante tener una copia siempre a mano. En todo caso, debemos comprobar que los programas queden configurados de la forma más apropiada para nuestras necesidades de riego.
Si también contamos con un sistema de riego por goteo para aportar el riego localizado en cada planta, hemos de recordar que con el tiempo los emisores de este tipo de sistema de riego se suelen obstruir debido a las partículas de arcilla, de limo o de arena que suelen venir con el agua. Estas obstrucciones no solemos descubrirlas hasta que alguna planta empieza a secarse, por lo que siempre que se pueda, aconsejamos instalar un filtro para evitar este tipo de problemas.
Interesado en precio de una puesta a punto de un sistema automático ya instalado en parcela de 1000 m.