Iván M. Prado Rodríguez
El falso jazmín
Si os gustan los plantas trepadoras, en el mercado encontrareis una gran variedad de plantas entre las que seguro encontrareis aquella que mejor se adapte a vuestros gustos y condiciones. La rusticidad, la belleza de la planta, su capacidad de crecimiento, el espesor de su follaje, su tonalidad o sus flores son las características más importantes que debéis conocer para aseguraros una buena elección.
Es por eso que hoy os hablamos del Trachylospermum jasminoides o Rhynchospermum jasminoides, también conocido como Falso jazmín o Jazmín de estrella. Una planta trepadora perenne que destaca por ser una de las más bellas y queridas, en gran parte por su resistencia pero también por su bella y olorosa floración blanca en forma de estrella.
Planta originaria de Asia, puede llegar a alcanzar una altura de diez metros y cubrir con su tupida vegetación verjas, muros y pérgolas. Su follaje verde brillante contrasta con sus pequeñas flores blancas y estrelladas, muy similares a las del jazmín, de lo cual se deriva su nombre. Éstas se desarrollan a principios de verano, agrupándose en cimas terminales, hasta cubrir la planta completamente mientras dejan en el aire un agradable e intenso perfume.
Entre las variedades cultivadas, destacan el Trachelospermun jasminoides ‘Variegata’, de hojas verdes con manchas en color crema y el ‘Star of Toscana’, de flores en color amarillo.
Arbusto trepador de tallos leñosos y retorcidos, presenta un crecimiento ordenado que puede resultar algo lento al principio. Por esta razón necesitamos sujetarlo y guiarlo para empezar a agarrarse, lo cual favorecerá que con el tiempo consiga cubrir zonas extensas.
Planta perfecta para barandillas, celosías, muros, pérgolas, porches o cualquier otro tipo de superficie, es muy utilizada como pantalla de ocultación debido a su carácter perenne. El falso jazmín no es el exclusivo de los jardines, también se puede cultivar en contenedor, siendo una planta perfecta para cualquier terraza resguarda en una orientación norte.
El Falso jazmín prefiere exposiciones a pleno sol, aunque se adapta bien a semisombra, sobre todo en zonas cálidas. Su resistencia a heladas está demostrada, pudiendo cultivarse en zonas en donde las temperaturas mínimas descienden hasta los – 5 ºC.
No es muy exigente respecto de la calidad del suelo y precisa de un riego semanal no muy abundante. Si la tenemos en una maceta o jardinera los riegos deberán ser más frecuentes, sobre todo en verano, cuando el riego influye muy positivamente en su crecimiento.
En cuanto a sus necesidades de cuidado, no se trata de una planta muy demandante, aunque habrá que podarla para darle una correcta formación y saneamiento. La poda la realizaremos después de la floración.
Su multiplicación se realiza por esqueje, y son las puntas las que más facilidad tienen de enraizar en un sustrato rico en humus. También se pueden realizar estacas con hojas de madera parcialmente madura, que trataremos con hormonas de enraizamiento, muy fáciles de conseguir en cualquier centro de jardinería. Es importante cubrir las estacas, por ejemplo con un plástico transparente o con la parte de arriba de una botella de agua o una garrafa, de forma que mantengamos una elevada humedad.
No es una planta muy propensa a plagas, aunque entre sus enemigos podemos encontrarnos al pulgón. Los daños que ocasiona no suelen muy importantes, por lo que con una buena vigilancia y la aplicación de algún producto insecticida adecuado será más que suficiente.
Sin duda el Falso jazmín siempre es una buena elección. Con su presencia, nuestro entorno puede convertirse en un paraíso de sensaciones, sobre todo en su época de floración.
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