Iván M. Prado Rodríguez
Tareas del mes de mayo
Ya estamos en mayo, el mes de las flores y los colores. Las lluvias y el aumento de las temperaturas del mes pasado han hecho que la mayoría de nuestras plantas broten con fuerza. Las plantas de floración temprana que tanto nos han alegrado estos días de encierro, a aquellos que podíamos verlas desde la venta, empiezan ahora a cubrirse de hojas y nos regalan la sombra que agradeceremos en los meses venideros. El trabajo que debemos realizar a partir de este mes en el jardín se intensifica, aunque esto no ha de suponer un problema para nosotros. Sobre todo, mientras estemos recluidos en casa. Además ya sabemos por experiencia que este pequeño esfuerzo nos reportará una gran recompensa en los meses de verano.
En este mes el sol debería empezar a lucir con fuerza, por lo que tendremos que empezar a regar con regularidad. Eliminaremos las malas hierbas mediante escarda manual en caso de que sean pocas o muy grandes, o bien mediante la aplicación de herbicidas selectivos si tenemos muchas zonas invadidas.
A partir de ahora, el césped se segará con más frecuencia, proporcionándole abono mensualmente después de cortarlo. Las áreas con musgo pueden combatirse con sulfato de hierro, pero si éste está muy extendido por todo el césped será conveniente practicar un escarificado y resembrar posteriormente con semillas de crecimiento rápido.
Podemos seguir realizando operaciones de poda, especialmente en los arbustos que ya hayan perdido la flor, como por ejemplo la deutzia, la forsythia o la magnolia. Eliminaremos las ramas más viejas y las más débiles o enfermas, para ayudar de este modo a rejuvenecerlas y aligerarlas. También eliminaremos los chupones y los brotes excesivamente vigorosos. No obstante, en el caso de plantas cuyos frutos sean decorativos o comestibles, puede que prefiramos esperar hasta que estos ya no estén presentes. En el caso de las palmeras, es recomendable eliminar únicamente la madera seca, lo que normalmente se realiza tirando de la rama hasta arrancarla.
Para reducir las necesidades de riego, mantener el suelo fresco y evitar en lo posible el desarrollo de malas hierbas, es útil realizar un acolchado en la base de las plantas. Para ello podemos utilizar diferentes materiales, como por ejemplo corteza triturada, paja u hojas secas. En el caso de esta últimas, recordad que tienen que ser hojas sanas, sin plagas ni enfermedades.
Estamos en la época de siembra de las plantas anuales que florecen en verano como la alegría de la casa, los coleos, las caléndulas o las alegres petunias. Si lo que queremos son plantas que den un aspecto más informal a nuestro jardín, no nos olvidaremos de plantar semillas de plantas de crecimiento alto como girasoles, malvas anuales o cosmos. Aquellas que se siembren directamente sobre el terreno deberían separarse lo suficiente para que puedan desarrollarse correctamente.
Debemos garantizar un apropiado suministro de agua a las plantas, sobre todo a aquellas que han sido plantadas recientemente y que todavía están en fase de arraigo. Por lo general, en esta época del año las necesidades de riego no deberían ser muy grandes y con un aporte ocasional será suficiente en la mayor parte de los casos. Como ya hemos dicho, el uso de acolchados nos ayudará en este sentido.
Si hemos plantado bulbos de floración primaveral, esperaremos como mínimo a que hayan perdido su flor y sus hojas se hayan marchitado, para trasladarlos a una zona apartada con tierra fertilizada para que se regeneren. En su lugar podemos plantar bulbos y tubérculos de floración estival, como por ejemplo begonias, dalias y las calas de colores.
El calor y la humedad propios de este mes favorecen el desarrollo de numerosas plagas. De entre ellas, una de las más habituales es la de los pulgones. Si detectamos su presencia debemos combatirlos, algo para lo que existen numerosos y variados métodos caseros. De todos modos, en caso de duda lo mejor es consultarle a un experto.
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