Iván M. Prado Rodríguez
Después de un septiembre especialmente atípico debido a las circunstancias especiales que nos está tocando vivir, las lluvias y las temperaturas típicas de otoño empiezan a dejarse sentir. Los rojos, anaranjados, amarillos y marrones de los árboles poco a poco se van abriendo camino entre el verde que los recubría en verano, regalándonos paisajes efímeros de gran belleza.
El trabajo en el jardín ya no será tan intenso ahora como en los últimos meses, pero no por ello debemos descuidarlo. Entre las tareas que no debemos olvidar, una de las más importantes es revisar el sistema de riego, en el caso de que dispongamos de él. Es importante contar con un programa de riego para el otoño, en donde la cantidad y frecuencia se reduzcan con respecto al verano, pues las necesidades de agua de nuestro jardín serán cada vez menores. Además, el aumento de las precipitaciones en esta estación irá disminuyendo las necesidades de riego, y dependiendo de las lluvias caídas podremos incluso suprimirlo totalmente. También dependerá de la composición de plantas de nuestro jardín: por ejemplo, el césped podría regarse 2-3 veces a la semana, mientras que los arbustos precisarían de riego cada 7 -10 días, y plantas tipo cactus y/o crasas cada 20-25 días.
Otro dato importante a tener en cuenta es que con la entrada en Octubre también nos acercamos a sufrir las primeras heladas y para ello tendremos que estar debidamente preparados. No debemos de olvidarnos de tener a mano algún tipo de protector para proteger aquellas plantas que tengamos plantadas en nuestro jardín y sean sensibles a las heladas. Además, prepararemos un acolchado, “mulching”, o cubierta protectora con restos de siegas, paja seca, hojas secas, o corteza triturada, con el fin de proteger del frío a las raíces de las plantas y así conserven mejor el calor del suelo.
Entramos en una buena época para poder plantar árboles ornamentales, árboles frutales, coníferas, arbustos y rosales. En el proceso del plantado debemos limpiar la maleza a su alrededor y acondicionar un poco el suelo, para reducir la competencia por el agua y los nutrientes del suelo. Si vamos a realizar un abonado debemos tener cuidado de no utilizar estiércol poco hecho, porque las raíces podrían quemarse. También nos encontramos en el momento de ir plantando los bulbos que florecerán en primavera, como los tulipanes, jacintos, crocus y narcisos entre otros.
A partir de este mes podemos empezar a tomarnos en serio el llevar a cabo los trasplantes que necesitemos, principalmente con las especies de hoja caduca, ya que las de hoja perenne es mejor esperar a estar en invierno.
En cuanto al césped, todavía estamos a tiempo de sembrar césped en nuestro jardín, tanto para nueva formación como para resembrar o recuperar zonas dañadas o con faltas. Si quisiéramos tener césped a partir del próximo mes ya tendríamos que utilizar tepe o de lo contrario esperar hasta casi llegar a la primavera.
Podemos escarificar el césped pasando la máquina escarificadora y airearlo mediante el pinchado con horca o con un rulo de púas. Sería interesante aplicar un fungicida al césped, preferiblemente después de segar: de este modo servirá para tratar o prevenir las enfermedades de hongos más comunes que suelen aparecer a lo largo de esta época.
Estaremos atentos a nuestro césped ya que en otoño es bastante propenso a las larvas de la rosquilla negra, que ataca el cuello y raíces del césped. Si detectamos este problema tendremos que comprar un producto a base de piretrinas, o usar productos que contengan la materia activa clorpirifos; los tratamientos habría que repetirlos cada 10 o 15 días.