Iván M. Prado Rodríguez
El cornejo siberiano
El cornejo siberiano es un arbusto caducifolio muy utilizado en jardinería por su marcado carácter estacional. Sus llamativos tallos de color rojo brillante aportan contraste y color al frío y desnudo invierno, cuando sus tallos desprotegidos de hojas se ven sorprendentes y muy llamativos.
El Cornus alba es una planta arbustiva vigorosa, de crecimiento rápido y porte ramificado, que puede llegar a alcanzar un tamaño de cuatro metros, tanto a lo alto como a lo ancho, aunque lo habitual es que no pase del metro y medio de envergadura. Su desarrollo, inicialmente vertical, se vuelve abierto y algo colgante con el paso del tiempo. Los brotes nuevos adquieren un color rojo intenso en invierno, que posteriormente se oscurece hacia el rojo amarronado y posteriormente al verde grisáceo. En primavera las ramas se llenan de hojas ovaladas de nervadura muy marcada y color verde brillante, que suelen adoptar tonalidades rojas o anaranjadas en otoño. En el mercado se pueden encontrar diferentes variedades que presentan matices marginales en tonos blancos, amarillos, dorados o crema. A finales de primavera y principios de verano surgen las flores, estrelladas y de color blanco, agrupadas en cabezuelas aplanadas. Los frutos aparecen en verano y son esféricos y de color blanco, aunque en algunas ocasiones pueden adquirir una tonalidad algo azulada.
Entre las variedades más ornamentales, destacan: el C. alba ‘Elegantissima’ de hojas en color verde grisáceo y márgenes blancos; el C. alba ‘Gouchaultii’, de hojas difuminadas en tonos rosas y bordeadas en color amarillo; y el C. alba ‘Kesselringii’, de porte más vertical y menos ramificado. Sus tallos en color marrón oscuro se cubren de hojas de color verde oscuro, que se vuelven rojizas en otoño.
El cornejo siberiano es un arbusto rústico y resistente, que adora los suelos ricos en materia orgánica, algo ácidos, drenados y con un elevado grado de humedad durante todo el año, en especial en aquellas zonas donde los veranos sean muy cálidos. A la hora de ubicarlo elegiremos una zona soleada o a semisombra, aunque si queremos potencial el color invernal de sus tallos, lo más indicado es situarlo a pleno sol.
En cuanto a su mantenimiento, se recomienda realizarle una poda casi a ras de suelo al final del invierno, poco antes de que brote. Esto provocará el crecimiento y desarrollo durante el periodo vegetativo de nuevos brotes de color rojo, los cuales destacaran con fuerza durante el invierno siguiente. Los brotes nuevos siempre tiene un color mucho más intenso en invierno que el resto de la madera de la planta, de ahí que se proceda a este tipo de poda de renovación. La reproducción se realizará a través de esquejes de madera tierna en verano, o bien mediante esquejes lignificados en otoño o invierno.
El cornejo siberiano será siempre una buena elección para nuestro jardín. Su porte pequeño y sus ya comentadas características ornamentales lo hacen perfecto para jardines pequeños, patios ajardinados o pequeños rincones luminosos. Estamos ante una planta de fácil adaptación dentro del jardín. Su porte abierto e informal, unido a la coloración otoñal de sus hojas y la invernal de los tallos, lo hacen muy interesante como planta aislada, o bien constituyendo diferentes composiciones en plantaciones mixtas. Otro uso práctico y decorativo es como seto informal.
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