Iván M. Prado Rodríguez
La hortensia
La hortensia es un bello y muy conocido arbusto de hoja caduca y floración estival originario del continente Asiático. Su abundante floración y su porte, desgarbado y frondoso, lo convierten en el arbusto perfecto para dar un toque de color a las zonas sombrías y deslucidas del jardín, en donde aportará alegría y dinamismo al espacio con su sola presencia.
Sin duda las hortensias son arbustos muy apreciados por sus grandes hojas redondeadas, de color verde intenso, borde ondulado y marcada nerviación. Desde finales de primavera y durante todo el verano desarrollan sus características y llamativas flores, que crecen en densos racimos redondeados. El color de las flores puede variar desde el blanco hasta el rosa o el azul, y la tonalidad concreta puede cambiar en función del grado de acidez o pH del suelo. Por lo general, si el pH es básico la flor tendrá un color tirando al rosa o al rojo, y por el contrario si el pH es ácido el color de flor será azulado. Los suelos con pH neutro suelen dar flores de color blanco.
La Hydrangea macrophylla, es la especie más común y utilizada en los jardines. En el mercado también se pueden encontrar otras especies, como la H. arborescens, de mayor tamaño que la anterior y con grandes racimos de flores; la H. petiolaris, que se caracteriza por ser una especie trepadora; la H. paniculata, cuyas flores se disponen en forma de racimos cónicos; y la H. quercufolia de flores similares a la H. paniculata pero con hojas se asemejan a las de algunas especies de robles (Quercus spp.) y adquieren vistosas tonalidades de rojo, naranja y púrpura en el otoño.
En cuanto las necesidades de cultivo, la hortensia no es una planta que necesite de muchos cuidados específicos. Crece mejor en zonas de sombra parcial, aunque se da bien al sol siempre y cuando disponga de suficiente humedad en el suelo. Para un desarrollo adecuado precisa de suelos ricos en materia orgánica, aunque se adapta bien a cualquier tipo de suelo si cuenta con la humedad y el drenaje adecuados. El abonado se realizará durante la época de crecimiento, aunque a la hora de realizarlo tendremos que tener en cuenta el color de las flores.
Las hortensias son, por lo general, plantas muy rústicas que se adaptan bien a diversos terrenos y exposiciones, por lo que resultan perfectas para jardines de bajo mantenimiento. Este se reduce a las operaciones de poda, que se realizarán, dependiendo del clima, después de la floración. De esta forma nos aseguraremos de que la planta crezca fuerte y vigorosa. Las flores siempre saldrán de las yemas surgidas el año anterior, por lo que al realizar la poda debemos tenerlo siempre presente. La reproducción se suele realizar por esquejes, que se cortarán tras la floración. Una vez que hayan enraizado, los plantaremos en una maceta o directamente en el terreno.
Estamos ante una planta muy utilizada para macizos en jardines parcialmente sombríos o en rincones informales. Es una opción perfecta al pie de plantaciones irregulares de arbustos o en zonas de sotobosque. Su utilización como seto bajo suele ser muy decorativa, ya que el color que desprende el conjunto durante el verano suele resultar muy llamativo.
Su cultivo en contenedor también es posible, siempre y cuando le aseguremos la humedad que necesita, por lo que también podemos utilizarla para decorar interiores y terrazas. Las flores cortadas y situadas en un florero son una gran solución para traer el color del jardín al interior del hogar.
En cuanto a las plagas y enfermedades, las hortensias son plantas que pueden ser atacadas por el pulgón y como consecuencia de este pueden tener hormigas y negrilla, por lo que puede ser recomendable en algunos casos realizar tratamientos preventivos para evitar este tipo de problemas. Por otro lado, las hortensias pueden sufrir clorosis debido a la falta de hierro, y para evitar o corregir este déficit aplicaremos al terreno quelatos de hierro, muy fáciles de encontrar en cualquier establecimiento especializado.
Comentarios recientes